sábado, 29 de septiembre de 2007

Vietato fumare

Odio Buenos Aires, qué ciudad absurda, no se puede fumar en ningún bar, resto, boliche. Odio, cómo odio Buenos Aires, sus avenidas ruidosas, las neurosis de sus gentes, lo rutinario de su cocina... las ínfulas de grandeza que se da esta urbe que aspira a ser europea y que queriendo ser todo no es nada, nada más que ella.

Auténtica. Impredecible. No odio Baires. Al contrario, he llegado a amarla. Sólo me duelen, como dice el tango, los dolores del por siempre que hoy murió. Se me acaban los días. Pero no quiero postergar la marcha: ¿a qué sufrir en una semana en lugar de ahora? Intentaba pelearme con ella, con la ciudad, insultándola. No me sale y, además, en cierto sentido, vengo peleándome con ella desde que llegué: y creo que ambos, Capital y yo, sacamos el mismo placer de la lucha. El gusto del roce, la fricción, como un amigo del que se adora hasta su mal carácter.

¿Qué voy a extrañar más? Obvio que a la gente. Gente linda, gente amorosa. Gente chiflada, gente piantada. Los sonidos. Buenos Aires, que no entra por los ojos sino por el oído. Buenos Aires es una experiencia psicológica que requiere mucho esfuerzo físico para ser aguantada. Si uno vence, ama.

Así que, después de la carrera, lo peor que puedo decir de Buenos Aires es que está prohibido fumar en los espacios públicos, por Ley 1.799, de control del tabaco de la ciudad autónoma de Bs. As.- . Gracias, quédese con la vuelta.

Geografía de las fotos: L.N.Alem, Independencia y Perú, Plaza Francia, Cabildo, Bosques de Palermo, Puerto Madero, Giuffre, Corrientes, Santa Fe y Junín; 9 de Julio.


Esta ciudad está embrujada, sin saber... por el hechizo cautivante de volver.
No sé si para bien, no sé si para mal, volver tiene la magia de un ritual. Yo soy de aquí, de otro lugar no puedo ser... ¡Me reconozco en la costumbre de volver!
Al reencontrarme en mí, al valorar después, las cosas que perdí, ¡La vida que se fue!

Llegué y casi estoy, a punto de partir... Sintiendo que me voy, y no me quiero ir.
Doblé la esquina de mí misma, para comprender,
¡que nadie escapa al fatalismo de su propio ser!
Y estoy pisando tus baldosas, ¡floreciéndome las rosas por volver!

Esta ciudad no sé si existe, si es así... ¡O algún poeta la ha inventado para mí!
Es como una mujer, profética y fatal, ¡pidiendo el sacrificio hasta el final!


Pero también tiene otra voz, tiene otra piel;
y el gesto abierto de la mesa de café...
El sentimiento en flor, la mano fraternal
y el rostro del amor en cada umbral.


Ya sé que no es casual, haber nacido aquí y ser un poco así...
triste y sentimental.
Ya sé que no es casual, que un fueye por los dos,
nos cante el funeral
para decir... ¡Adiós!

Decirte adiós a vos... ya ves, no puede ser.
Si siempre y siempre sos ¡UNA RAZóN PARA VOLVER!


Siempre se vuelve a Buenos Aires a buscar
esa manera melancólica de amar...
Lo sabe sólo aquel que tuvo que vivir
enfermo de nostalgia...
¡Casi a punto de morir!

Siempre se vuelve a Buenos Aires. Música de Astor Piazzolla, letra de Eladia Blázquez

viernes, 28 de septiembre de 2007

Asiento disentir antes de que me entierren (Recoleta 2)

En el centro cultural de Recoleta, un núcleo bastante movido de muestras y eventos, en una de las zonas más caras de Buenos Aires. Curiosamente, el suelo más caro de la Argentina está en el cementerio, Recoleta, que lidia pared con pared con este centro cultural. Entre los muertos ilustres del cementerio están las escritoras Ocampo, Evita, Sarmiento, y otros padres y madres de la Patria.

Pero hay que darse prisa, porque la muerte acecha, en disentir, parece decirnos el luminoso que recibe al visitante de este centro totalmente gratuíto; hay un montón de gente valiosa, aún muy viva, en el país. Durante este mes las exposiciones más "grosas" son una macro muestra de vídeo arte, la celebración de los 40 años de Les Luthiers (como grupo, ¡eh?), una exhibición del arte gráfico de Tute y el festival electrónico Onedotzero, en el que mi amiga Natalia Garagiola participará el día 30 creando en vivo las visuales de Miniröcke.

Más info en:
http://www.onedotzero.com.ar/2007/localshowcase_get.asp?i=17 [onedotzero] y
http://www.tutelandia.com.ar/ [la site de Tute, que ahora se suma a mi conocimiento de los genios argentinos del mundial humor gráfico: Quino, Fontanarrosa -recientemente dejó de colaborar con Les Luthiers como escritor por haberse, él sí, muerto-, Maitena y Liniers, entre tantos otros fundamentales].

PD: http://fierro.wordpress.com/
PD2: http://www.centroculturalrecoleta.org/

¡Dense prisa!

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El patio de la escuela

Kirchner, el presidente de la nación, está en Nueva York, atendiendo a la reunión de líderes mundiales que se dan cita en la ONU estos días de septiembre. Su esposa, Cristina, Kristina (Fernández) Kirchner, también anda por Manhattan. Se reúne principalmente con empresarios, como ha hecho estas semanas pasadas en España, Alemania y Francia. En NY también está ahora el ministro de transportes, aunque ha anunciado que adelantará su regreso para hacer frente a los paros sindicales del Subte.

Macri, el futuro alcalde de Buenos Aires, está en Madrid. Se entrevista con Gallardón y Aguirre, atento a las evoluciones de la capital española, porque quiere trasladar las obras del metro y la M-30 a su ciudad. No sé cómo advertirles, mientras nuestro ex, Aznar trabaja como asesor de empresas estadounidenses que desean invertir en terrenos argentinos.

Macri no asumirá el cargo hasta diciembre; la presidencia de Kristina está todavía pendiente de las elecciones de octubre, pero la mina se pasea por todo el planeta habiendo asumido que no hay opción a que ella no sea la futura máxima dirigente de la república. Todo el mundo lo da por sentado.

Igual los argentinos van a votar. Están obligados a ello, so pena de multa. Una cartillita indica cuántas veces ha votado cada ciudadano: sólo quedan exentos de este derecho obligatorio aquellos en edad avanzada. El día anterior a las elecciones se veda la venta de alcohol en todo el país: como las elecciones caen en domingo, los argentinos hacen acopio de alcohol dos días antes para pasar la noche del sábado.

¿Se anestesian? No veo que echen de menos, no demasiado, a los líderes -y aún no líderes- que yiran (vagan) ahora por el mundo. No esperan toda la atención de los padres, y madres, de la patria.

PD: En opinión de una amiga la situación está bárbara; es como cuando en la escuela el profesor no viene y los nenes tienen libre. Uno no aprende, pero la pasa bien. De última, está más tranquilo.

PD2: Sean como sean las cosas en apariencia, lo cierto es que Argentina tiene una tradición democrática de casi dos siglos. Las comparaciones, claro, son odiosas. El patio de mi casa...

PD3:


lunes, 24 de septiembre de 2007

Reinas

Todas las mujeres somos reinas, dice una conductora de programa de tele en “Metro En Vivo”. Presentan el libro “Reinas”, del que sortearán, entre las televidentes que colaboren con un llamado, cinco ejemplares acompañados de una chocolatina: “quiero comerme el chocolatito, pero no, que llegó la primavera, va a venir el verano, y hay que ponerse la malla”. La tipa pasa los sesenta, naturalmente, sin los arreglos estéticos casi obligatorios en la Argentina. Tal vez esté operada y pase en realidad el centenario.

Habla del libro: “Todas somos reinas, cada mujer es una reina; reina sos vos, que juntás cartones para dar de comer a tus hijos; y vos, secretaria ejecutiva, sin la que el jefe no puede hacer nada; y vos sos reina, la abuelita, a la que ya llegó la hora de descansar pero tenés que quedarte cuidando a los nietos”.

Sin palabras. La mujer se somete al varón en casi todo el mundo. Acá en Argentina todavía está contenta por ello, su feminidad se intensifica cuando el hombre le abre una puerta, sin saber que le están cerrando otra. Excepto, claro, Kristina.



sábado, 22 de septiembre de 2007

Lago en los Bosques de Palermo

Este día compartí mucho y bueno: sol, sandwiches, cariño, paseos, conversación, risas, gaseosas, amigos. Ahora lo guardo para mí. Como la foto, no requiso retoques.

viernes, 21 de septiembre de 2007

CORRIENTES-ALEM

¡Qué quilombo! 100 metros de la Avenida Corrientes nos tomaron 40 minutos en auto. Llegamos tarde a una exposición de arte contemporáneo argentino: mi chofer participa en la muestra-salón con premio, pero no demuestra demasiada exasperación ante el hecho de que estemos llegando, ya, una hora tarde a la inauguración.

Desde el auto de al lado me gritan ¡qué quilombo!

“Y… no se preocupe” – respondo – “ya va a ver que en 37 días nomás cambia todo, los botamos, ya va a ver que esta vez es la buena, que nos arreglan el país después de las elecciones”.

El tipo celebra la joda. Mi chofer se ríe, entusiasmada con mi arrebato porteño. Dice que incluso me cambió la voz.

Me acuerdo de Cortázar, de su Autopista hacia el Sur, y me pregunto ¿de qué escapaba aquella gente?

La inflación, la inseguridad, son temas porteños. Fuera de Capital, y del Gran Buenos Aires, se hacen humo. Pero son los porteños, con su smog, con su tráfico, los que colapsan la información, los focos de los mass media siempre apuntando a esta Ciudad Diva: Buenos Aires está fascinada consigo misma, es narcisista, es un ombligo hipnótico que atrae todas las pelusitas: el vicio irresistible de hurgar en él para sacarlas nos ocupa todo el tiempo.

PD:
La expo, un éxito, al menos para mi gusto. Ideas similares a las que hay en Europa, pero sin la asfixia que produce el conceptualismo que tanto nos fascina, y mucho trabajo, bien hecho, con gusto. El mercadeo, bueno, es otro tema que está por verse. Me dicen que hasta después de las elecciones está todo parado, no se vende, no se arriesga; con el cambio de gobierno, aún cuando gobiernen los mismos, rodarán cabezas, y los que tienen el dinero aún no saben si lo seguirán teniendo. En Buenos Aires hay mucho arte, pero son los extranjeros, con la ventaja del cambio euro-peso, los principales inversores.

PD2: La site de mi amiga pintora, Fernanda Piamonti, sin su permiso: http://www.fernandapiamonti.com/es/

jueves, 20 de septiembre de 2007

País de Luna

La bandera argentina recoge el celeste y el blanco del cielo. En el centro, un sol radiante, antropomorfo, que no sonríe.

Curiosamente, me explica un amor de pibe que estudia astrología, el país está regido por la luna; es una nación cáncer, con todos los rasgos que caracterizan al signo: conservador, sensible hasta lo susceptible, protector de la familia y de sus signos, casi tribal, centrado en lo que le es propio y en guardia permanente frente a lo externo. Por supuesto, también algo lunático.

Una nueva amiga me expone su queja, amarga, porque no encuentra la ocasión de lucir un kimono: el qué dirán es muy pesado en este país extremadamente religioso. Mi respuesta es que el problema debe resolverlo desde dentro, en ella misma, porque las ocasiones de enfrentarse al otro las tendrá acá, y en Europa. Pero es cierto, debo aceptarle, que la renovación parece inasumible para la Argentina, y que tal vez por ello la palabra esté siempre en boca de todos, y la mirada, típica mirada en Argentina, puesta en algo lejano, demasiado difuso hasta para ser soñado.

Mi acompañante española me dice que uno no sabe nunca qué esperar en Argentina. Lo dice porque anoche nos acostamos sabiendo que hoy habría huelga en los subtes (metros), pero ya a las 9 de la mañana el paro se había levantado. Yo veo que todo sigue igual: con mejoras, la situación no es tan distinta a la del 2001: lo esperable es lo inesperado, lo confiable es que en un día se convoque un paro, se levante, y se vuelva a convocar.

Plaza de los dos congresos, al final de la Avenida de Mayo, y estación de subte en Santa Fe.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Paseos por Chacarita

Pasear no es un placer en Buenos Aires. Excitante, sí. Pero no placentero: el ruido y el smog, la superpoblación, se encargan de ello. El cementerio de Recoleta, casi una ciudad en sí mismo, es uno de los lugares más tranquilos de Capital, cuando los turistas conseguimos esquivar a los otros turistas. Ahora, excitante no es, excepto, supongo, que uno sea un grouppie de los muertos, un fan de la gente difunta.

martes, 18 de septiembre de 2007

Platenses

Mural de Alfredo Plot, en CityBell, en gran La Plata.
Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

Municipalidad de La Plata, al fondo.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Cebá vos

A los argentinos, a los de Buenos Aires, los porteños, los aborrece toda América latina. Al menos sus vecinos cercanos. A los bonaerenses les tienen tirria también los argentinos de provincias.

No asombra cuando uno les escucha hablar con superioridad de los países con los que tienen frontera, o cuando se comparan sin pudor con Europa.

No asombra pero produce tristeza. Los porteños representan, juntos sobre todo, el catálogo más acumulaticio de pecados capitales, tan criticables como susceptibles de ser disfrutados. Pero en definitiva, resumen y en general, son buena gente. Muy buena. Me impresiona sobre todo su hospitalidad, el afecto con el que abren las puertas de su casa al extranjero conocido –porque, por otro lado, nunca abren la puerta al desconocido, resguardándose en el “tema: inseguridad”-.

Produce tristeza que el porteño, siempre dispuesto a compartir su mate y su charla, se aísle de sus iguales en pos de una idea mítica, su grandeza y su europeidad, cada vez más difusa. (¿Dónde queda y qué es Europa hoy?)

La lógica realista, geográfica y gramatical, debería permitir a Buenos Aires saberse americana, sur americana: acercarse a Montevideo, Santiago de Chile, La Paz o Brasilia. Vivir en su lugar y tiempo para, desde ahí, hacer camino. El camino de combatir las dolorosas injusticias de la división Norte-Sur, Primer-Tercer mundo, Beneficios-Hambre.

Pero Buenos Aires, la Casa Rosada y sus ciudadanos, NO PUEDEN ser Tercer Mundo. No pueden ser América del Sur. No pueden asumirse. Viven entre el pasado glorioso del Peronismo original y el futuro que los convertirá en parisinos. Y, mientras, no pueden entender que Chile, Uruguay y Brasil crezcan económicamente más que ellos.

El momento del mate es tal vez el único momento en que los argentinos se asumen y viven su presente. No es la ceremonia del té japonés pero el ratito del mate, ¿viste?, tiene algo Zen.

PD.- De todos modos, digo, qué bueno poder mirar hacia fuera. En Europa, ¿cuándo miramos fuera? ¿Cuándo, eso de aprender de los otros?

domingo, 16 de septiembre de 2007

Legañas en la vereda

Los sábados y los domingos Buenos Aires desaparece. El asfalto existe, sus edificios quedan, pero la gente y sus autos duermen. Los viernes por la noche, igual que los sábados, nos rompen, nos gusta quedar destruídos, gastar la vida.

Así que si uno se ha quedado de noche en casa, la imagen con que amanecerá al día siguiente es casi apocalíptica: antes de las diez es difícil encontrar un café, hasta bien entrado el mediodía es difícil comer. Bien entrada la tardecita los restos (restaurantes) se llenan: la gente desayuna, toma sus cafés y sus medialunas, sus facturas y tostados, sin dejarse atrapar en los convencionalismos del resto del planeta; ¿y qué, y cómo no, si desayuno a las cinco?

Tampoco tiene sentido recluirse en casa en las noches de los fines de semana bonaerenses. Las heladerías, los cafés, los restaurantes, permanecen abiertos hasta la madrugada. Donde antes se cenaba ahora sirven tragos (copas, licores), retiran las mesas e improvisan una pista de baile. Incluso las librerías de la calle Corrientes, en la foto, abren hasta casi el amanecer de Buenos Aires. Trasnochar, y bueno, y ¿cómo no?

viernes, 14 de septiembre de 2007

Garúas

¡Qué noche llena de hastío y de frío!
El viento trae un extraño lamento.
Parece un pozo de sombras, la noche,
y yo, en la sombra, camino muy lento.
Mientras tanto la garúa se acentúa
con sus púas
en mi corazón... En esta noche tan fría y tan mía
pensando siempre en lo mismo me abismo
y aunque quiera arrancarla, desecharlay olvidarla,
la recuerdo mas.

Garúa!...
Solo y triste por la acera
va este corazón tránsido con tristeza de tapera,
sintiendo tu hielo, porque aquella, con su olvido,
hoy le ha abierto una gotera...

Perdido,
como un duende que en la sombra
mas la busca y mas la nombra...
Garúa... Tristeza...

Hasta el cielo se ha puesto a llorar!

"Garúa", letra de Enrique Cadícamo, música de Aníbal Troilo.

martes, 11 de septiembre de 2007

11-S (2007)

La última vez que estuve en Buenos Aires dos aviones colapsaron las torres gemelas de Nueva York. En Argentina era también por la mañana cuando comenzó el ataque terrorista, así que las rotativas tuvieron que hacer varias ediciones especiales de sus diarios para actualizar la información durante el día.

A los tres meses, fueron los cimientos de la propia Argentina los que se vinieron abajo, con la primera gran crisis económica del siglo, y el corralito. ¿Cómo pudo pasarnos?, se preguntaron, ¿Por qué a la gente buena le pasan cosas malas?

La Argentina está mejorada. Dolencias crónicas las tiene, como todos los países, pero hay mejor humor. La inflación y la inseguridad son los temas de la calle; el yo, el tema del diván, para los que pueden pagar por ser escuchados. Se preparan elecciones presidenciales; la tranquilidad del país se nota en que los diarios dedican las portadas a rememorar el 11-S estadounidense y ningún tema doméstico perturba esta memoria. Echo una cuestión de menos, afortunadamente, en la información argentina: la del "riesgo país", combinación de palabras que me intrigó mucho la última vez, que dejó hace tiempo de asustar y de escalar, diariamente, varios puntos porcentuales.

¿Riesgo país? Ché, país de locos, como mucho.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Disfrutá

Además del obelisco, desde el balcón, veo otra eminencia argentina, casi tan antigua y gigante como la piedra que celebra la fundación de la ciudad de Buenos Aires: Mirtha Legrand, antigua actriz de cine y teatro, dedicada hoy a la televisión y a lo que es una verdadera profesión en la Argentina, la de Diva.

La mina anda más cerca del centenario que de los cincuenta años. Aunque hace poco perdió en el concurso de una revista para saber quién era la verdadera Diva argentina, frente a Susana Giménez (SG, una sesentona que parece haber salido recién de sus años cuarenta), todo el mundo acepta siempre su invitación a “Los almuerzos de Mirtha”, un programa televisivo de los de toda la vida. Una mesa de lujo, platos y vajillas suntuosos, y cuatro invitados VIP de ámbitos diferentes, que acuden a hablar entre ellos, comer, y presentar sus productos más recientes. Ricardo Darín, por ejemplo, estuvo hace un par de semanas, presentando película. Me gustaría ver a la Legrand almorzando con las otras divas del concurso, como la Roth (Cecilia), la Zorrilla (China, de “Elsa y Fred”, cuarto lugar) o la Aleandro (la mamá del “Hijo de la novia”, decimocuarta).

Aunque lo que me importa a mí es que cada mañana, al abrir la ventana, Mirtha me dice “disfrutá”. Y yo, disfruto.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Baires Sunset

"Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?
Salgo de casa por Arenales, lo de siempre, en la calle y en vos.
Cuando de repente, de detrás de un árbol, me aparezco yo,
mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte
en el viaje a Vénus. Medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies
y una banderita de taxi libre en cada mano...
Te reís, pero sólo vos me ves,
los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes,
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares.
Y así, medio volando y medio bailando,
me saco el melón, te saludo, te regalo una banderita y te digo adiós."

Balada para un loco, Horacio Ferrer y Astor Piazzolla

viernes, 7 de septiembre de 2007

Almuerzo, diez pesos

Fragmento de "La hora del almuerzo", de Pío Collivadino y 1903, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y almuerzo en Santa Fe, cerca de la Facultad de medicina, con Quilmes al fondo.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Perspectivas

Todo depende del cristal con que se mire, y todos querríamos tener mágicos cristales color de rosa, como mínimo para mirar con ellos nuestra Casa de Gobierno, dadora de tantos disgustos.

Desde el balcón de casa veo, como si al estirar la mano lo tocara, el obelisco de Buenos Aires, tan paralelo al obelisco de Washington como una Casa Presidencial a otra. Es difícil sentir la esquiva esencia argentina en estas calles creadas por y para europeos, en América. Lo curioso es que ni ante tal monumento, visible a kilómetros de distancia desde muchas avenidas porteñas, uno se siente trasportado al bajo fondo del arrastrado tango, o a la visionaria y ciega profundidad borgiana.

Un amigo bonaerense me dijo, al asomarse al balcón, que el obelisco se veía trucho contemplado desde aquí: ni desde abajo, monumental, ni desde lejos. Como la luna, cambia su tamaño, y por lo visto, de tú a tú, pierde grandeza. Pero tal vez así se le quiera más, mucho, que le dijo la trucha al trucho.

Trucho: falso, de imitación, de mentira.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Tipismos

Los paseadores de perros son típicos de Buenos Aires, o al menos eso dicen las guías de viaje. Tan típicos de Buenos Aires son los paseadores de perros de Buenos Aires como típicos de Nueva York son los paseadores de perros de Nueva York. Ni idea de cuántos paseadores de perros hay en Milán, o Nueva Delhi, o Londres. De vez en cuando las guías turísticas nos cuelan cosas como ésas, en las que la frecuencia con que se da un suceso u objeto marcan su tipicidad.

Aunque me parece que sería más lógico incluir en una guía de viajes sólo aquello que sea único y exclusivo de un lugar, tal vez un libro sobre Buenos Aires pueda permitirse esta desviación: no en vano la Capital argentina busca su reflejo en Madrid, Manhattan o París, y barrios clásicos como el de Palermo adoptan, junto al viejo nombre italiano, los apellidos de Soho y Hollywood. Palermo Soho. Palermo Hollywood. Preparan Palermo Queens.

Con esta lógica, pues, también las cabinas de telefónica-españa son típicas de Buenos Aires. Si no, lo serían las de Deutsche Telecom. En cualquier caso, para la foto, da mejor un pasea-perros.

martes, 4 de septiembre de 2007

Asadísimos

No hace tanto frío como auguraban las nieves de agosto, primeras en 98 años. La tormenta de Santa Rosa, que se espera cada año a finales de ese mes, llega con retraso: el cielo encapotado concentra el calor y toda la contaminación de Baires entre el cielo y la tierra ("smog" llaman aquí al humo de los autos, contaminándose así de inglés la contaminación). Nos asamos, entre humedad y polvos, que acá llaman "tierra". Cielos marrones, colores tierra en la ropa, y predominancia de estos tonos pamperos en la decoración y la arquitectura. Buenos Aires no entra por los ojos, sino por la mente y, alternativamente, por el estómago.

Asados. Un honor que no se debe rechazar. Todavía no distingo unas partes de vaca de otras, asumo que no lo voy a hacer nunca, excepto que de una vaca entera (y viva) me pidan que señale el rabo, los cuernos y las ubres.

La cuenta sale a un asado cada dos días. Los argentinos celebran mucho, siempre hay un motivo, y se celebra con asado. Me pregunto si no sería mejor celebrar y evitar el sopor post-vacuno, y que así la victoria no se nos escape de las manos aletargadas.

Pero la opción son la harinas, densas; las verduras están imposibles, sometidas con pasividad vegetal a la inflación económica: el pimiento morrón se ofrece entre los 8 y los 14 pesos el kilo. Saturado, quiero llorar cada vez que veo carne y me temo que lloraré sangre, siendo mi cuerpo incapaz de metabolizar tanta hospitalidad. Imposible decir que no.

lunes, 3 de septiembre de 2007

La casa rosada

El amor en Buenos Aires florece pronto, aún en invierno, merced al cambio climático que, a pesar de la crisis permanente, Argentina se da el lujo de permitirse: fresco y lascivo, moteado de palabras, besón y hablador. Se quejan, los argentinos, de la inflación: ¿podrían amar como aman sin un amor inflacionado?

La Boca tiene más usos en esta ciudad que, efectivamente, llama así a uno de sus barrios: uno de los más olvidados por los tangos, pero que a turistas y carteristas encanta para su sensual intercambio de bienes. La boca es más rápida, y más enrevesada, en un Buenos Aires que celebra anticipadamente la primavera a comienzos de septiembre.

La casa de gobierno, la Casa muy Rosada, da su bendición al beso. Otra cosa es que haga caso a las manifestaciones de otro tipo que se dan cita, casi diariamente, frente a sus balcones.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Transportango

La Plata, taxi: a la calle 16, entre 59 y 60. Uno viaja y cuenta las calles de la ciudad, cruce a cruce, no duda pues del trayecto que realiza el taxista: La Plata fue levantada sobre un diseño geométrico, trazado como en las páginas de una libreta escolar, tan ordenado que es imposible no llegar a perderse. Google dispone de mapas para quien tenga curiosidad por su planta.

Buenos Aires, taxi: el visitante se asusta las primeras veces que el conductor le pide indicaciones para ir a la dirección deseada, hasta que descubre, viajando con algún bonaerense, que es normal. Thames, Scalabrini, French, Ayacucho, Florida... nombres de todo el mundo tomaron al asalto hace siglos las calles de Capital. "¿Sabe si los números corren parejos a los de Santa Fe?" pregunta un taxista. Otro se alegra de llevar a un español, "como mi abuelo, ese bruto, que cuándo le preguntaba dónde estaba la sierra (hace gesto de serrar, soltando ambas manos del volante) me preguntaba ¿pues qué sierra, joder?, ¿la de Cataluña o la Sierra Morena?".

Siempre dan los buenos días, las buenas noches, preguntan cómo va y cuando no ponen mala cara porque no tienes cambio son capaces de perdonar unas monedas, "los 18 centavos, me los das otro viaje".