"Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?
Salgo de casa por Arenales, lo de siempre, en la calle y en vos.
Cuando de repente, de detrás de un árbol, me aparezco yo,
mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte
en el viaje a Vénus. Medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies
y una banderita de taxi libre en cada mano...
Te reís, pero sólo vos me ves,
los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes,
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares.
Y así, medio volando y medio bailando,
me saco el melón, te saludo, te regalo una banderita y te digo adiós."
Balada para un loco, Horacio Ferrer y Astor Piazzolla
Salgo de casa por Arenales, lo de siempre, en la calle y en vos.
Cuando de repente, de detrás de un árbol, me aparezco yo,
mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte
en el viaje a Vénus. Medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies
y una banderita de taxi libre en cada mano...
Te reís, pero sólo vos me ves,
los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes,
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares.
Y así, medio volando y medio bailando,
me saco el melón, te saludo, te regalo una banderita y te digo adiós."
Balada para un loco, Horacio Ferrer y Astor Piazzolla
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