
Buenos Aires, taxi: el visitante se asusta las primeras veces que el conductor le pide indicaciones para ir a la dirección deseada, hasta que descubre, viajando con algún bonaerense, que es normal. Thames, Scalabrini, French, Ayacucho, Florida... nombres de todo el mundo tomaron al asalto hace siglos las calles de Capital. "¿Sabe si los números corren parejos a los de Santa Fe?" pregunta un taxista. Otro se alegra de llevar a un español, "como mi abuelo, ese bruto, que cuándo le preguntaba dónde estaba la sierra (hace gesto de serrar, soltando ambas manos del volante) me preguntaba ¿pues qué sierra, joder?, ¿la de Cataluña o la Sierra Morena?".
Siempre dan los buenos días, las buenas noches, preguntan cómo va y cuando no ponen mala cara porque no tienes cambio son capaces de perdonar unas monedas, "los 18 centavos, me los das otro viaje".
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