lunes, 3 de septiembre de 2007

La casa rosada

El amor en Buenos Aires florece pronto, aún en invierno, merced al cambio climático que, a pesar de la crisis permanente, Argentina se da el lujo de permitirse: fresco y lascivo, moteado de palabras, besón y hablador. Se quejan, los argentinos, de la inflación: ¿podrían amar como aman sin un amor inflacionado?

La Boca tiene más usos en esta ciudad que, efectivamente, llama así a uno de sus barrios: uno de los más olvidados por los tangos, pero que a turistas y carteristas encanta para su sensual intercambio de bienes. La boca es más rápida, y más enrevesada, en un Buenos Aires que celebra anticipadamente la primavera a comienzos de septiembre.

La casa de gobierno, la Casa muy Rosada, da su bendición al beso. Otra cosa es que haga caso a las manifestaciones de otro tipo que se dan cita, casi diariamente, frente a sus balcones.

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