EEUU-Rusia III (y Europa)
McCain, la ministra de exteriores (Secretaria de Estado) Condoleeza Rice, el ministro de defensa Robert Gates y el presidente de los Estados Unidos George Bush se han afirmado frente a Rusia y le han declarado que habrá represalias por su actitud invasora contra Georgia.
La relación entre capacidad de autocrítica y reflexión sobre sí mismo es inversamente proporcional al tamaño de una nación. Cuanto más grande el país, más difícil le resulta estudiarse a sí mismo y, sobre todo, comprenderse en relación a las otras naciones.
Rusia se queda sin amigos y no comprende por qué; la reacción internacional contra su defensa de Osetia y Abjazia le parece fuera de lugar. Estados Unidos mientras ve la paja en el ojo ajeno y se rasca la viga en el propio como para limpiarse las legañas. El reto de una Rusia que se crece pero aún es pobre le da alas y ganas, le despierta para jugar a un juego de infancia cuyos placeres se habían olvidado.
El senador McCain, presidenciable por el partido republicano en los Estados Unidos, declaró hace poco que las Naciones no invaden Irak en el siglo XXI (la cita no es literal, debo haber olvidado algunas palabras aunque escribí sobre el tema hace pocos días). Su protector, el árbol que le da sombra, el presidente George Bush,
Mientras los Estados Unidos ven la paja en el ojo ruso y declaran que las Naciones no invaden Otras Naciones en el siglo XXI, Rusia se revuelve sobre sí al descubrir que sus vecinos no le quieren. De pronto le sorprende el giro de Polonia cuando la antigua colonia soviética decide aprovechar el escudo anti-misiles que los Estados Unidos va a desplegar por la Europa Oriental.
Rusia parece uno de esos bárbaros machirulos que confunden el sometimiento de su mujer a través del miedo por adoración sumisa: le extraña que en el momento en que la mujer pierde el terror (sea por hartazgo, porque ha encontrado un nuevo protector o un amor verdadero por sí misma que le da fuerza y valor) el amor, lo que se creyó amor, desaparezca también. Lamentablemente es el momento en que los golpes se transforman en cuchilladas desesperadas.
Los Estados Unidos están haciendo amigos en el eje de los desengañados con Rusia. Otro día, dentro de poco, se encontrarán en una situación similar, cuando descubran que los que le amaron en Oriente Medio lo hacían por miedo, o por interés, por acercarse al sol que más brillaba. Pero se revolverá en la confusión, igual que Rusia. Aunque me temo que el momento de las cuchilladas ha llegado hace rato.
(Mientras tanto, en Europa... por más que se rascaban los ojos no se les quitaba el sueño. El andar lento de los Europeos era disimulado sólo por el huracán Sarkozy. Javier Solana buscaba las gafas en la mesita de noche mientras el francés recibía a Rice y a se entrevistaba con los presidentes ruso y georgiano. Angela Merkel andaba alrededor de Nicolás, sin ser vista, pues el francés avanzaba haciendo el pino y otras cabriolas, dando vueltas alrededor de ella. El antiguo patio trasero de la Unión Soviética se parece demasiado pronto al patio trasero de la Unión Europea, y no extraña que Polonia o la República Checa busquen a quien le proteja de la ciega furia rusa fuera de la dormida Europa.
Dormida o, perdón por la vulgaridad de un chiste que viene pillado al pelo por el título de la columna, pajillera Europa, también en la cama, remoloneando, onanista, dándose gusto en la tranquilidad del que está por encima del bien y del mal, del que a falta de faena se entretiene consigo mismo. La paja no está en el ojo ajeno, sino entre las propias manos, aquí, en Europa, desde Portugal hasta las naciones Bálticas).
McCain, la ministra de exteriores (Secretaria de Estado) Condoleeza Rice, el ministro de defensa Robert Gates y el presidente de los Estados Unidos George Bush se han afirmado frente a Rusia y le han declarado que habrá represalias por su actitud invasora contra Georgia.
La relación entre capacidad de autocrítica y reflexión sobre sí mismo es inversamente proporcional al tamaño de una nación. Cuanto más grande el país, más difícil le resulta estudiarse a sí mismo y, sobre todo, comprenderse en relación a las otras naciones.
Rusia se queda sin amigos y no comprende por qué; la reacción internacional contra su defensa de Osetia y Abjazia le parece fuera de lugar. Estados Unidos mientras ve la paja en el ojo ajeno y se rasca la viga en el propio como para limpiarse las legañas. El reto de una Rusia que se crece pero aún es pobre le da alas y ganas, le despierta para jugar a un juego de infancia cuyos placeres se habían olvidado.
El senador McCain, presidenciable por el partido republicano en los Estados Unidos, declaró hace poco que las Naciones no invaden Irak en el siglo XXI (la cita no es literal, debo haber olvidado algunas palabras aunque escribí sobre el tema hace pocos días). Su protector, el árbol que le da sombra, el presidente George Bush,
Mientras los Estados Unidos ven la paja en el ojo ruso y declaran que las Naciones no invaden Otras Naciones en el siglo XXI, Rusia se revuelve sobre sí al descubrir que sus vecinos no le quieren. De pronto le sorprende el giro de Polonia cuando la antigua colonia soviética decide aprovechar el escudo anti-misiles que los Estados Unidos va a desplegar por la Europa Oriental.
Rusia parece uno de esos bárbaros machirulos que confunden el sometimiento de su mujer a través del miedo por adoración sumisa: le extraña que en el momento en que la mujer pierde el terror (sea por hartazgo, porque ha encontrado un nuevo protector o un amor verdadero por sí misma que le da fuerza y valor) el amor, lo que se creyó amor, desaparezca también. Lamentablemente es el momento en que los golpes se transforman en cuchilladas desesperadas.
Los Estados Unidos están haciendo amigos en el eje de los desengañados con Rusia. Otro día, dentro de poco, se encontrarán en una situación similar, cuando descubran que los que le amaron en Oriente Medio lo hacían por miedo, o por interés, por acercarse al sol que más brillaba. Pero se revolverá en la confusión, igual que Rusia. Aunque me temo que el momento de las cuchilladas ha llegado hace rato.
(Mientras tanto, en Europa... por más que se rascaban los ojos no se les quitaba el sueño. El andar lento de los Europeos era disimulado sólo por el huracán Sarkozy. Javier Solana buscaba las gafas en la mesita de noche mientras el francés recibía a Rice y a se entrevistaba con los presidentes ruso y georgiano. Angela Merkel andaba alrededor de Nicolás, sin ser vista, pues el francés avanzaba haciendo el pino y otras cabriolas, dando vueltas alrededor de ella. El antiguo patio trasero de la Unión Soviética se parece demasiado pronto al patio trasero de la Unión Europea, y no extraña que Polonia o la República Checa busquen a quien le proteja de la ciega furia rusa fuera de la dormida Europa.
Dormida o, perdón por la vulgaridad de un chiste que viene pillado al pelo por el título de la columna, pajillera Europa, también en la cama, remoloneando, onanista, dándose gusto en la tranquilidad del que está por encima del bien y del mal, del que a falta de faena se entretiene consigo mismo. La paja no está en el ojo ajeno, sino entre las propias manos, aquí, en Europa, desde Portugal hasta las naciones Bálticas).
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