El Gobierno Español respalda al COI en su petición a los atletas para que no hablen de política -incluyendo los temas Derechos Humanos y Libertad de Opinión- durante los Juegos Olímpicos.
Este año en Pekín, dentro de cuatro años, en Londres.
Da mucho que hablar de política el que China celebre las Olimpiadas. Da mucho lugar a cinismos, cuando el presidente de los EE.UU. pide al país asiático que respete las reglas de juego democrático o cuando miembros de la U.E. amenazan con boicotear la celebración debido a que China ejecuta a sus ciudadanos, les impide libre acceso a la información o vende armas a Sudán. Como si todo esto hubiera ocurrido de repente. Como si no lo supieran cuando firman tratados de comercio con el país más en desarrollo de los que están en desarrollo.
Pero en algo empieza a verse la apertura china al mundo; no todo son cinismos ni hipocresías, pues occidente no pedirá a china libertad de opinión política, no ahora.
Al abrirse China al mundo, celebrando los Juegos, el mundo se abre a China. Siendo optimistas, podemos esperar que esta palmada en la espalda de Pekín sirva al Partido Comunista para, sintiéndose querido, desear estar aún más integrado entre los países del "Mundo Libre". Habrá contagio, sin duda, y China ya está permitiendo, aunque sea por la Tregua, que más periodistas que nunca visiten más lugares de su geografía, que informen más.
También podemos esperar un contagio en el otro sentido. Nuestros líderes en el Mundo Libre empiezan a contagiarse y ya no hay contradicción entre China y ellos, no tratan con un país sin Libertad de Prensa mientras ellos, cínicos, permiten tal Libertad en sus países; el Gobierno Español ha sido de los primeros en recibir los gérmenes chinos y por eso pide a sus atletas que no hablen de política. O tal vez, en el fondo, le convenga que la política quede al margen del deporte, ahora en China, dentro de cuatro años en Londres, porque así no se hablará de la selección olímpica catalana, o de la selección de Euskadi y su derecho a la autodeterminación.
Si los atletas no hablan de política no correremos el riesgo de ver a Phelps criticar Guantánamo, ni los gimnastas franceses mencionarán a Carla Bruni, ni Gordon Brown estará en boca de nadie cuando hacia la ceremonia de clausura algún inglés reciba medallas. Que no esperen agradecimiento.
Las duchas de los atletas son ricas en hongos y gérmenes. Las Olimpiadas nos traerán microbios nuevos, de otro tipo.
Este año en Pekín, dentro de cuatro años, en Londres.
Da mucho que hablar de política el que China celebre las Olimpiadas. Da mucho lugar a cinismos, cuando el presidente de los EE.UU. pide al país asiático que respete las reglas de juego democrático o cuando miembros de la U.E. amenazan con boicotear la celebración debido a que China ejecuta a sus ciudadanos, les impide libre acceso a la información o vende armas a Sudán. Como si todo esto hubiera ocurrido de repente. Como si no lo supieran cuando firman tratados de comercio con el país más en desarrollo de los que están en desarrollo.
Pero en algo empieza a verse la apertura china al mundo; no todo son cinismos ni hipocresías, pues occidente no pedirá a china libertad de opinión política, no ahora.
Al abrirse China al mundo, celebrando los Juegos, el mundo se abre a China. Siendo optimistas, podemos esperar que esta palmada en la espalda de Pekín sirva al Partido Comunista para, sintiéndose querido, desear estar aún más integrado entre los países del "Mundo Libre". Habrá contagio, sin duda, y China ya está permitiendo, aunque sea por la Tregua, que más periodistas que nunca visiten más lugares de su geografía, que informen más.
También podemos esperar un contagio en el otro sentido. Nuestros líderes en el Mundo Libre empiezan a contagiarse y ya no hay contradicción entre China y ellos, no tratan con un país sin Libertad de Prensa mientras ellos, cínicos, permiten tal Libertad en sus países; el Gobierno Español ha sido de los primeros en recibir los gérmenes chinos y por eso pide a sus atletas que no hablen de política. O tal vez, en el fondo, le convenga que la política quede al margen del deporte, ahora en China, dentro de cuatro años en Londres, porque así no se hablará de la selección olímpica catalana, o de la selección de Euskadi y su derecho a la autodeterminación.
Si los atletas no hablan de política no correremos el riesgo de ver a Phelps criticar Guantánamo, ni los gimnastas franceses mencionarán a Carla Bruni, ni Gordon Brown estará en boca de nadie cuando hacia la ceremonia de clausura algún inglés reciba medallas. Que no esperen agradecimiento.
Las duchas de los atletas son ricas en hongos y gérmenes. Las Olimpiadas nos traerán microbios nuevos, de otro tipo.
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