miércoles, 3 de octubre de 2007

Cuando el piloto nos dijo que aterrizábamos en Valencia, pensé que estaba loco. Despertaba pero seguía dormido: mirando por la ventana me parecía que el avión circulaba por la avenida de Mayo, y que giraba para tomar Corrientes. Quería decirles que había un error, pero confiaba en que se darían cuenta en seguida, antes de chocar contra el Obelisco. El vaho del avión impedía ver bien el exterior, yo asumí que caía la niebla sobre Buenos Aires, mi cobijo loco durante mes y medio.

A dos días del regreso, aún me consume la nostalgia. Muy tanguero. Ganas de reír, río, ganas de llorar, lloro. Bue, ya está de tanta pena. Pero está bueno soñar. Gracias, Baires.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey Emilio, como me entero ahora de que tienes un blog, desde mayo?.

Tengo la sesación de entrar con la clase empezada, pero de esas que no entrabamos hasta mitad de curso, ese desasosiego. Bueno, quizá no sea la mejor metáfora. Hay mucho por aquí por mirar, pero no hay examen, claro, me agovio, ya sabes.

Que pases una bonita nostalgia!

besitos, que espero verte muy pronto!

Anónimo dijo...

Este es mi chico...,
Termino de entrar a trabajar y ya me has hecho cruzar el charco.
El relato único, impresionante, las fotos... de revista.
Vive lo que algunos ya no podemos, eso si, comparte para que disfrutemos (jo, va y rima)
Como te lo curras.
Muchos besos de tu casi tia,

Anónimo dijo...

Emi,
gracias hermano.
Te debo una vuelta a casa, por un ratito.

Un abrazo.

Espero encontrarte

Rodrigo

Lía... dijo...

wo...
este blog me gusta.
:)