Hoy América elije después de todo entre dos hombres:
Uno, Barack Obama, es joven y vigoroso, y lo imaginamos con una vida sexual sana puesto que Michelle Obama es guapa y parece quererle. Además, los prejuicios raciales nos hacen pensar que tiene un miembro grande. Esos mismos prejuicios raciales que hacen temer que Obama podría perder las elecciones pese a que las encuestas le son favorables, debido a una incierta cantidad de racismo latente en los electores.
El otro, republicano del partido de Bush, debe tener sólo ya un colgajo de 70 años entre la las piernas, si es que lo tiene, después de tanta herida de guerra.
Bush ha actuado, desde la Guerra de Irak, "por sus cojones". Las cosas se hacían porque él quería, porque los tenía más grande, aunque le pesara a la ONU, a los países aliados o a los miembros (electos) de su Congreso.
Dime de que presumes y te diré de qué careces. No queremos, otra vez, un hombretón traumatizado por lo que tiene o deja de tener en el bajo vientre, alguien que siguiendo la fórmula Frediana deba compensar con grandes misiles lo que la naturaleza le ha negado. Una cosa es que el macho, en una crisis de edad, se compre el coche más grande que pueda comprar su dinero; otra bien distinta es que saque a pasear sus misiles como un chulo de barrio.
Uno, Barack Obama, es joven y vigoroso, y lo imaginamos con una vida sexual sana puesto que Michelle Obama es guapa y parece quererle. Además, los prejuicios raciales nos hacen pensar que tiene un miembro grande. Esos mismos prejuicios raciales que hacen temer que Obama podría perder las elecciones pese a que las encuestas le son favorables, debido a una incierta cantidad de racismo latente en los electores.
El otro, republicano del partido de Bush, debe tener sólo ya un colgajo de 70 años entre la las piernas, si es que lo tiene, después de tanta herida de guerra.
Bush ha actuado, desde la Guerra de Irak, "por sus cojones". Las cosas se hacían porque él quería, porque los tenía más grande, aunque le pesara a la ONU, a los países aliados o a los miembros (electos) de su Congreso.
Dime de que presumes y te diré de qué careces. No queremos, otra vez, un hombretón traumatizado por lo que tiene o deja de tener en el bajo vientre, alguien que siguiendo la fórmula Frediana deba compensar con grandes misiles lo que la naturaleza le ha negado. Una cosa es que el macho, en una crisis de edad, se compre el coche más grande que pueda comprar su dinero; otra bien distinta es que saque a pasear sus misiles como un chulo de barrio.
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