El tiempo, por mucho que nos empeñemos en acotarlo, fragmentarlo e identificarlo en sus partes nos es tan inasible como el aire, o como el agua en que se mueve el pez como pez en el agua: agua que lo alimenta y sostiene pero que no comprende ni percibe. Vivimos en el tiempo como vivimos en el universo: nos sabemos parte de él pero lo sentimos fuera, lejano y enorme. El Universo mismo existe en el espacio sólo creciendo en el tiempo, e igual que no podemos tocar la materia de la que está fabricado el espacio, la materia temporal de la que estamos hechos se nos escapa entre los dedos de la incomprensión.
2008 llamamos a algo que terminó hace pocos días y que en sí mismo no existe: reto a quien se atreva a traerme un trozo de 2008; a cambio le ofreceré un trozo de lo que ahora llamamos 2009, en forma de conversación y un café, delante de un reloj.
Feliz año nuevo, decimos, queriendo hacer magia y transformar nuestra propia esencia, hábitos, creencias. Pero en pocas semanas hemos vuelto todos a la esencia básica, al hábito principal de seguir igual. Como 2009 sigue igual a 2008, porque son lo mismo, tiempo inasible: un día es diferente del día siguiente porque hubo una luna en medio, pero un día es tan parte de la misma semana como el día después, y una semana es el mismo mes que al menos otras tres.
Innegable, como innegable es lo contrario. El mundo cambia y lo hacemos nosotros. Despedimos 2008 clamando por la paz en Israel y en la franja de Gaza. 4 días después de iniciado lo que llamamos 2009 nos manifestamos por la paz en Israel y en la franja de Gaza, en Valencia como en otras ciudades del mundo. Desde Israel se hizo una declaración llena de mágicos deseos de cambio: transformar la realidad de Palestina, a base de una operación militar larga.
Pero la realidad es que con los medios de siempre no podemos conseguir resultados diferentes, y los deseos de cambio que expresan los ministros de exteriores y de defensa israelíes son los mismos que venimos escuchando en la región desde hace más de seis décadas. Más bombas de uno y otro lado, más seres humanos muertos y más dolor, más familias a las que falta un miembro, o dos, o seis, más odio y más tristeza.
Frente a los deseos de cambio de Israel gritamos nuestras reivindicaciones: "Todos somos Gaza" es una de mis favoritas, porque no implica odio ni diferencia de otro. "Zapatero habla ya" era un grito necesario, porque es quien nos representa aquí y ahora en nuestro anhelo de paz; ahora que ha hablado hay que pedirle que no calle, y hay que pedir que sus palabras devengan acciones.
El tiempo es el mismo, el tiempo no es, pero nosotros somos y cambiamos, aunque no por arte de magia instantánea, sino gracias a una alquimia lenta y paciente marcada por un rumbo claro. Por que se permita la entrada de medicamentos a la franja de Gaza, porque la cifra de muertos no pase de los más de 500 que ya llevamos, por la PAZ, este año que nace gastado, manifestémonos: el 10 de enero hay programada otra concentración por la paz, a las 18 horas, frente al Consulado Americano, en la calle Dr. Romagosa (esquina con Pintor Sorolla).
Ánimo, que no somos tan inútiles como nos creemos como sociedad: quizás en Israel no nos escuchen para parar las bombas, pero nuestros representantes (los que se juegan puestos en las próximas elecciones europeas) sí. De últimas, la gente que muere en Palestina, sabe que no está sola, y que millones de seres humanos comparten su dolor. Un gesto cuenta, colgad un pañuelo en vuestro balcón; aquí colgamos un par y ya han florecido otros por nuestra calle de russafa.
Si no me pedís lo contrario, os informaré de las siguientes movilizaciones. Feliz año nuevo a todos, os mando muchos besos.
2008 llamamos a algo que terminó hace pocos días y que en sí mismo no existe: reto a quien se atreva a traerme un trozo de 2008; a cambio le ofreceré un trozo de lo que ahora llamamos 2009, en forma de conversación y un café, delante de un reloj.
Feliz año nuevo, decimos, queriendo hacer magia y transformar nuestra propia esencia, hábitos, creencias. Pero en pocas semanas hemos vuelto todos a la esencia básica, al hábito principal de seguir igual. Como 2009 sigue igual a 2008, porque son lo mismo, tiempo inasible: un día es diferente del día siguiente porque hubo una luna en medio, pero un día es tan parte de la misma semana como el día después, y una semana es el mismo mes que al menos otras tres.
Innegable, como innegable es lo contrario. El mundo cambia y lo hacemos nosotros. Despedimos 2008 clamando por la paz en Israel y en la franja de Gaza. 4 días después de iniciado lo que llamamos 2009 nos manifestamos por la paz en Israel y en la franja de Gaza, en Valencia como en otras ciudades del mundo. Desde Israel se hizo una declaración llena de mágicos deseos de cambio: transformar la realidad de Palestina, a base de una operación militar larga.
Pero la realidad es que con los medios de siempre no podemos conseguir resultados diferentes, y los deseos de cambio que expresan los ministros de exteriores y de defensa israelíes son los mismos que venimos escuchando en la región desde hace más de seis décadas. Más bombas de uno y otro lado, más seres humanos muertos y más dolor, más familias a las que falta un miembro, o dos, o seis, más odio y más tristeza.
Frente a los deseos de cambio de Israel gritamos nuestras reivindicaciones: "Todos somos Gaza" es una de mis favoritas, porque no implica odio ni diferencia de otro. "Zapatero habla ya" era un grito necesario, porque es quien nos representa aquí y ahora en nuestro anhelo de paz; ahora que ha hablado hay que pedirle que no calle, y hay que pedir que sus palabras devengan acciones.
El tiempo es el mismo, el tiempo no es, pero nosotros somos y cambiamos, aunque no por arte de magia instantánea, sino gracias a una alquimia lenta y paciente marcada por un rumbo claro. Por que se permita la entrada de medicamentos a la franja de Gaza, porque la cifra de muertos no pase de los más de 500 que ya llevamos, por la PAZ, este año que nace gastado, manifestémonos: el 10 de enero hay programada otra concentración por la paz, a las 18 horas, frente al Consulado Americano, en la calle Dr. Romagosa (esquina con Pintor Sorolla).
Ánimo, que no somos tan inútiles como nos creemos como sociedad: quizás en Israel no nos escuchen para parar las bombas, pero nuestros representantes (los que se juegan puestos en las próximas elecciones europeas) sí. De últimas, la gente que muere en Palestina, sabe que no está sola, y que millones de seres humanos comparten su dolor. Un gesto cuenta, colgad un pañuelo en vuestro balcón; aquí colgamos un par y ya han florecido otros por nuestra calle de russafa.
Si no me pedís lo contrario, os informaré de las siguientes movilizaciones. Feliz año nuevo a todos, os mando muchos besos.
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